“Interoperability is the ability of computer systems or software to exchange and make use of information”, esta es la definición de interoperabilidad según el Oxford English Dictionary.
La interoperabilidad es un concepto clave en la tecnología que engloba los sistemas de información. Es la capacidad de intercambiar información para permitir que sistemas diferentes puedan colaborar entre sí, facilitando una comunicación efectiva, optimizando los recursos y, en definitiva, mejorando la eficiencia de un servicio que requiere operar con datos.
En un mundo cada vez más conectado, la interoperabilidad representa los pilares sobre los cuales se construye. Comprender la importancia de este concepto es crucial para entender cómo se debe abordar el futuro, donde la colaboración será totalmente esencial.
El puente que une tecnologías y potencia el progreso
La interoperabilidad, que se presenta como un puente, conecta diferentes tecnologías y permite a los sistemas ser más eficientes y optimizar sus recursos: al permitir una comunicación fluida, se elimina la duplicidad innecesaria de esfuerzos y de datos.
La administración tiene un sinfín de datos, algunos más útiles que otros, y algunos quizás demasiado sensibles, ¿te imaginas las posibilidades que tiene de poder ofrecer servicios?
La innovación es casi infinita, con la inmensa cantidad de datos y habilitando la combinación de componentes y sistemas preexistentes, se pueden crear ecosistemas tecnológicos más ricos, donde las soluciones se construyen sobre la base de lo ya existente.
El camino de la administración hacia un futuro tecnológico
Todos nos hemos enfrentado a la burocracia de la administración para realizar cualquier tipo de trámite.
Pongamos un ejemplo que la mayoría de estudiantes hemos pasado. Imagina que has finalizado los estudios de secundaria o bachillerato, y el instituto te emite un documento certificando que has completado exitosamente esa etapa.
Ahora supongamos que deseas seguir estudiando en una universidad o en otro tipo de centro para seguir formándote. Pues, a pesar de que el instituto y la universidad estén gestionadas por la misma institución gubernamental (quizás una consejería o departamento de educación), la universidad te va a pedir que muestres ese certificado que obtuviste cuando terminaste secundaria o bachillerato.
Aquí hay una incongruencia. La institución administrativa o gubernamental que gestiona la educación posee sistemas de información sobre la emisión de estos certificados que demuestran tu éxito en las etapas educativas, pero aun así te piden que muestres un papelito para demostrarlo.
Palos en las ruedas.
El proceso de inscripción se vuelve lento y complicado. Si ya se posee toda esta información, se podría crear una herramienta para verificar esto únicamente con tu documento de identidad sin tener que usar ni un solo papel físico.
🗣️ Ya, pero… crear esta herramienta tan grande requiere una gran inversión…
Es cierto, pero ¿dejar de imprimir miles de certificados o resguardos de título anualmente no tiene un impacto económico y medioambientalmente beneficioso? ¿No supone un ahorro de tiempo de los trabajadores públicos que trabajan en este tipo de ventanillas revisando papeles y papeles?
Quizás ya me estoy animando demasiado, pero… ¿Por qué no poder hacer que esta herramienta calcule los descuentos disponibles en matrículas? Si la administración también emite los carnés de familia numerosa o monoparental (p. ej.), por qué no hacer una consulta automática a los sistemas de información y así tener un cálculo instantáneo con los descuentos en las matrículas para estudiantes.
La solución se llama interoperabilidad. Este es un ejemplo de los miles de trámites y gestiones que se pueden agilizar, replantear y transformar hacia una era más digital para, sobre todo, hacer la vida de la gente más cómoda y menos complicada.
De la fragmentación a la coherencia: la resistencia al cambio
Ya tenemos diagnóstico y solución para varios de los problemas que presenta el sector público y su procedimiento administrativo, pero esto no lo he inventado yo ahora. ¿Por qué no se ha trabajado ya en esto?
La falta de evolución de la administración pública es el resultado de una combinación de factores interrelacionados. Esta resistencia al cambio se manifiesta de muchas maneras: cultura organizativa, aversión al riesgo, falta de capacitación e intereses políticos y económicos.
“Aquí siempre se ha hecho así”, “no veo la necesidad de cambiar”, “no es una prioridad en este momento”… son muchas las excusas.
La cultura organizativa tradicional se presenta como un bloque de resistencia al cambio arraigado en su naturaleza. Esta resistencia surge a partir de la comodidad en las prácticas habituales. Algunos funcionarios se sienten reacios a abandonar lo conocido en favor a nuevas formas de trabajar.
Además, la cultura organizativa de la administración suele seguir una estructura jerárquica que dificulta la comunicación fluida y la colaboración entre diferentes niveles o departamentos. Esto desencadena una desconexión entre equipos y evoca una sensación de que las decisiones son tomadas de manera unilateral.
Hablamos también de la aversión al riesgo, que pone a la administración en el foco e impone una actitud excesivamente cautelosa que lleva a la parálisis y a la falta de innovación.
Como consecuencia, provoca una mentalidad basada en el “no cagarla”, que al final supone un freno de mano ante las necesidades cambiantes de la sociedad.
Por no hablar de los efectos perjudiciales de los intereses políticos, donde prevalecen sobre el interés público. Políticas incoherentes, falta de continuidad y priorización de agendas personales o afines sobre las necesidades generales de la población. La innovación, el progreso y los cambios son vistos como una amenaza por aquellos que temen que su posición de poder o sus beneficios personales se vean comprometidos.
Y en cuanto a los poderes económicos: corrupción, asignaciones a dedo y falta de transparencia en las operaciones gubernamentales. La injerencia de poderes económicos en el sector público dan lugar a acuerdos poco éticos y a servicios con contratos excesivamente costosos que no se ajustan a las necesidades.
Modas tecnológicas en el sector público
En esta era de la transformación digital, el sector público se encuentra muy tentado a subirse al carro de las modas tecnológicas. Sin embargo, detrás de esta aparente “búsqueda de innovación y progreso”, a menudo subyace un fenómeno: el narcisismo político.
La adopción de estas modas suponen un atraso en la eficacia de las instituciones gubernamentales, movidas por un interés político para conseguir esa tan deseada atención mediática. Los políticos son atraídos por la oportunidad de ser elogiados por su “visión audaz” al adoptar tecnologías de vanguardia.
Las ruedas de prensa, las declaraciones públicas ante los medios de comunicación y los aplausos efímeros para los políticos, son una gran tentación para empezar la adopción apresurada de tecnologías sin ningún tipo de evaluación ni estudio de impacto que demuestren un resultado beneficioso para los ciudadanos.
Proyectos tecnológicos mal planificados, implementados de manera incoherente y sin la participación de expertos en tecnología. Como resultado: fondos públicos malgastados, soluciones tecnológicas que no se usan, y los servicios públicos con problemas sin resolver.
Lo explica perfectamente Jaime Gómez-Obregón en este hilo de Twitter, donde menciona unos pocos de los centenares de “innovadores” proyectos sobre tiendas online de comercio local que pretenden competir con Amazon.
Conclusiones para mejorar la administración
A pesar de la riqueza de los datos que la administración posee, sin interoperabilidad son un barco anclado en tierra firme.
El futuro prometedor del sector público se encuentra en la implementación de sistemas interconectados que puedan verificar la información, simplificando el funcionamiento y mejorando las condiciones de los trabajadores y ciudadanía en general.
Conocemos los problemas, intentar solucionarlos y superar estos desafíos requieren un esfuerzo conjunto, que incluya una redefinición de las estructuras administrativas, la promoción de la transparencia y la colaboración entre expertos en tecnología y los sectores gubernamentales.
La interoperabilidad no solo representa un cambio técnico, sino una transformación profunda en la forma en que operan nuestras instituciones, encaminándonos hacia un futuro donde la eficiencia y la comodidad se entrelazan para beneficio de todos.